Una explosión de una pipa de gas bajo el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, ha dejado una historia de valentía y sacrificio que ha conmovido a toda Argentina. Alicia Matías Teodoro, una abuela de 49 años, se convirtió en un escudo humano para proteger a su nieta de dos años, Azuleth, de las llamas y la onda expansiva.
El Instante Decisivo
El miércoles por la tarde, Alicia se encontraba en su trabajo como checadora y despachadora en la base de camiones de Santa Martha, llevando consigo a su nieta Azuleth. Una serie de eventos desafortunados la llevaron a estar presente en el lugar y momento exacto de la explosión. Sin previo aviso, la calzada Ignacio Zaragoza se vio sacudida por un estruendo devastador.
En cuestión de segundos, una nube de gas y fuego se expandió, atrapando a automovilistas, peatones y comerciantes. Alicia, al ser alcanzada por la onda explosiva, reaccionó instintivamente: cubrió a su nieta con su propio cuerpo, protegiéndola del calor y las partículas incendiarias.
Un Acto de Amor Incondicional
Las imágenes captadas por testigos y cámaras muestran a Alicia con el cabello y la ropa chamuscadas, las piernas y los brazos visiblemente heridos, caminando junto a su nieta. Otra escena desgarradora la muestra hincada en el pavimento, aferrada a Azuleth, agotada y herida. Su valentía y amor incondicional han resonado en todo el país.
Alicia, sin dudarlo, arriesgó su vida para salvar a su nieta, demostrando un instinto protector y una fortaleza admirable. Su historia es un recordatorio del poder del amor familiar y de la capacidad humana para el heroísmo en los momentos más difíciles.
Mientras Alicia se recupera de sus heridas, su acto de valentía permanece como un faro de esperanza y un testimonio del espíritu humano.