Cada 2 de octubre, Argentina celebra el Día del Escribano, una fecha que honra a los profesionales encargados de dar fe pública y seguridad jurídica a numerosos actos de la vida cotidiana. Pero, ¿cuál es el origen de esta conmemoración?
El Primer Congreso Internacional del Notariado Latino
La elección del 2 de octubre como Día del Escribano no es casual. Se remonta al año 1948, cuando Buenos Aires fue sede del Primer Congreso Internacional del Notariado Latino. Este evento, impulsado por el notario argentino José Adrián Negri, reunió a representantes de diversos países de habla hispana con el objetivo de establecer una unión de notariados basada en principios comunes.
Fue en este congreso donde se gestó la idea de crear la Unión Internacional del Notariado Latino (UINL), una organización que hoy agrupa a notariados de todo el mundo y promueve la cooperación y el intercambio de conocimientos entre sus miembros.
La función esencial del Escribano Público
En Argentina, el Escribano Público desempeña un papel fundamental en el tráfico jurídico y comercial. Su intervención es obligatoria en actos como la transferencia de inmuebles, la constitución de sociedades comerciales, la confección de contratos y testamentos, entre otros. Además, son los encargados de llevar un registro público donde constan estos actos, garantizando su publicidad y oponibilidad frente a terceros.
¿Qué diferencia a un Escribano de un Notario?
En esencia, ninguna. El cargo de Escribano Público en Argentina es equivalente a la profesión de Notario en otros países. Ambos son depositarios de la fe pública, lo que implica que sus actos gozan de presunción de veracidad y legalidad.
¿Cómo convertirse en Escribano en Argentina?
Para ejercer como Escribano en Argentina, es necesario obtener el título de abogado y luego aprobar un riguroso concurso de oposición y antecedentes. Una vez superado este proceso, se debe matricular en el Colegio de Escribanos correspondiente a su jurisdicción.
Importancia en la Sociedad
La labor del escribano es crucial para el correcto funcionamiento del sistema jurídico y la seguridad de las transacciones. Al dar fe pública, los escribanos garantizan la certeza jurídica de los actos que se realizan ante ellos, previniendo conflictos y protegiendo los derechos de las partes involucradas. La diferencia clave entre un documento privado y uno público radica en la intervención del escribano, quien le otorga fe pública, brindando seguridad jurídica a las partes contratantes y asegurando el cumplimiento de los requisitos legales para la posterior escrituración, especialmente en casos de compraventas.